DE BIG BROTHER A LA ACADEMIA
Los reality shows agonizan. Se desgastan como "espectáculo", mientras que se refuerzan como una de las pocas esperanzas que tienen los jóvenes mexicanos de "movilidad social".
Una imagen lo dice mejor que mil palabras. El domingo previo al inicio de La Academia, TV Azteca (tal vez influenciado por American Idol, a quien también le copió el estilo de "jueces más severos") transmitió muchas imágenes de su casting para el programa. Ahí, una joven, al ser rechazada, se puso a llorar diciendo que entrar al concurso era su única esperanza para cambiar su modo y estilo de vida.
Y es que, ante el alto nivel de desempleo y la gran dificultad para tener estudios universitarios, para miles de jóvenes, La Academia o Big Brother, pueden ser literalmente la única esperanza que ellos puedan vislumbrar para salir adelante y lograr un reconocimiento y un nivel de vida mejor.
En realidad, como mero espectáculo, parece que pronto están aburriendo al público mexicano. Los ratings no han pasado de los 20 puntos y el domingo antepasado Big Brother apenas llegó a los 13 puntos, mientras que su rival del Ajusco a 15.
Así, Pedro Torres, el productor de Big Brother y famoso realizador de videos, decidió meter a tres de los más famosos "personajes" que ha creado dicho programa, Patricio Zambrano, Poncho De Nigris y Azalia "La Negra".
Probablemente, por este domingo Big Brother sí haya superado a la Academia, sobre todo considerando el rating que le ha de haber dejado el clásico América-Guadalajara en donde, por cierto, Emilio Azcárraga nos presentó a su "heredero" con apenas unos días de nacido, el que aprobará los "reality shows" que saldrán al aire dentro de unas décadas.
Lo que es cierto, es que, sin duda, para la mayoría de la población mexicana debe ser más fácil identificarse con alguno de los jóvenes de la Academia que con el joven regio fresa y homófobo "que no come frijoles" y que por eso se salió de Big Brother. Y es que, justamente, de eso hablamos, de movilidad social, de oportunidades. En el país de 60 millones de ricos y Carlos Slim, el cuarto hombre más rico del mundo, lo que la gente busca en una esperanza o cuando menos un ejemplo de superación, no al revés.
Por ahora, parece tener sentido la decisión del público mexicano ¿para qué ver un "show" de la realidad si con Fox y López Obrador basta? En un país como el nuestro, cualquier situación cotidiana es un reality show, por eso la gente mejor prefiere evadir la realidad con la ficción, por eso prefieren ver a María la del Barrio o a su sobrinita recargada, pues.
Una imagen lo dice mejor que mil palabras. El domingo previo al inicio de La Academia, TV Azteca (tal vez influenciado por American Idol, a quien también le copió el estilo de "jueces más severos") transmitió muchas imágenes de su casting para el programa. Ahí, una joven, al ser rechazada, se puso a llorar diciendo que entrar al concurso era su única esperanza para cambiar su modo y estilo de vida.
Y es que, ante el alto nivel de desempleo y la gran dificultad para tener estudios universitarios, para miles de jóvenes, La Academia o Big Brother, pueden ser literalmente la única esperanza que ellos puedan vislumbrar para salir adelante y lograr un reconocimiento y un nivel de vida mejor.
En realidad, como mero espectáculo, parece que pronto están aburriendo al público mexicano. Los ratings no han pasado de los 20 puntos y el domingo antepasado Big Brother apenas llegó a los 13 puntos, mientras que su rival del Ajusco a 15.
Así, Pedro Torres, el productor de Big Brother y famoso realizador de videos, decidió meter a tres de los más famosos "personajes" que ha creado dicho programa, Patricio Zambrano, Poncho De Nigris y Azalia "La Negra".
Probablemente, por este domingo Big Brother sí haya superado a la Academia, sobre todo considerando el rating que le ha de haber dejado el clásico América-Guadalajara en donde, por cierto, Emilio Azcárraga nos presentó a su "heredero" con apenas unos días de nacido, el que aprobará los "reality shows" que saldrán al aire dentro de unas décadas.
Lo que es cierto, es que, sin duda, para la mayoría de la población mexicana debe ser más fácil identificarse con alguno de los jóvenes de la Academia que con el joven regio fresa y homófobo "que no come frijoles" y que por eso se salió de Big Brother. Y es que, justamente, de eso hablamos, de movilidad social, de oportunidades. En el país de 60 millones de ricos y Carlos Slim, el cuarto hombre más rico del mundo, lo que la gente busca en una esperanza o cuando menos un ejemplo de superación, no al revés.
Por ahora, parece tener sentido la decisión del público mexicano ¿para qué ver un "show" de la realidad si con Fox y López Obrador basta? En un país como el nuestro, cualquier situación cotidiana es un reality show, por eso la gente mejor prefiere evadir la realidad con la ficción, por eso prefieren ver a María la del Barrio o a su sobrinita recargada, pues.
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